miércoles, 11 de agosto de 2010

EL ESPACIO ES REALIDAD

Pese a esta desconcentraste variedad, tenemos que reconocer en todo momento que el espacio es una realidad en nuestra experiencia sensorial. Una experiencia humana como otras, un medio de expresión como otros. Como otras realidades, otros materiales.

Según la fórmula más simple, el hombre percibe el espacio: mediante su sentido de la vista, en cosas como: perspectivas amplias; superficies que se encuentran y se cortan mutuamente, esquinas, objetos en movimiento con intervalos entre ellos; objetos que se penetran mutuamente; relaciones de masa, luz; mediante su sentido del oído: según fenómenos acústicos; mediante la observación del movimiento: en distintas direcciones en el espacio; mediante medios de locomoción; horizontal, vertical, diagonal, intersecciones, saltos, etc.; mediante su sentido del equilibrio: mediante círculos, curvas espirales (escaleras de caracol).


LA EXPERIENCIA DEL ESPACIO NO ES UN PRIVILEGIO DE SUPERDOTADOS, SINO UNA FUNCIÓN BIOLÓGICA


Las bases biológicas de la experiencia espacial son atributos de todos, exactamente igual que la experiencia de los colores y de los tonos. Mediante la práctica y unos ejercicios adecuados, esta capacidad puede desarrollarse. Es cierto que existe muchos grados de competencia en al límite máximo de capacidad, exactamente como sucede en otros campos de experiencia pero básicamente la experiencia espacial es accesible a todos, incluso en sus formas más ricas y complicada.

LA CREACIÓN ESPACIAL


La creación espacial como forma de expresión humana, a partir de un impulso interior como en la pintura, escultura, música, poesía, no existe como tal en la actualidad. Sin embargo dicha concepción debería ser la correcta delimitación del problema de la creación espacial.

Para presentar esta posibilidad como algo más que un producto vacío de la imaginación, nos fijaremos en el teatro y el cine, así como ciertos edificios de exposiciones, porque nos ofrecen suficientes oportunidades prácticas. Debemos tener en seria consideración estas estructuras temporales no sólo por las posibilidades espaciales que nos ofrece el arquitecto, sino porque de ellas además surgen nuevas vías de liberación para el hombre moderno. La liberación de las energías humanas en este ámbito puede servir de ayuda a la arquitectura utilitaria, y en última instancia, al ser humano, ya que su vida cotidiana está subordinada a la arquitectura de la utilidad.

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